sábado, 12 de mayo de 2012

VIEJA TROVA CUBANA


"La trova —ese canto poético y romántico lleno de sentimiento que a unos gusta de primera, a otros de segunda, pero que en algún momento a todos nos queda— nace como una derivación del danzón cubano y de la contradanza."

por María del Pilar Montes de Oca Sicilia


La Trova es una de las facetas más interesantes de la cultura musical cubana. En su contexto creativo surgieron unos y se desarrollaron otros de los géneros de la cancionística popular más desarrollada. Principalmente la guitarra y también otros cordófonos son el ámbito instrumental en que la voz, el canto, la poesía, encuentran sustentos y entornos tímbricos y armónicos.

Manuel Corona, Alberto Villalón, Rosendo Ruiz y Sindo Garay. Son los antiguos dioses de la canción cubana. Ellos cuatro constituyeron el núcleo de lo que luego se llamó la Vieja Trova, un movimiento representativo en la canción cubana.

Del último de ellos, Sindo, conozco que vivió 101 años (1867-1968) y participó en las Guerras Independentistas como mensajero de las tropas insurrectas. Dicen que trabajó en un circo, fue maromero y payaso.


Aprendió a leer y escribir con los carteles de los kioskos. Le puso a todos sus hijos nombres típicos de los aborígenes cubanos: Guarina, Guarionex, Guamá, Hatuey. Compuso Perla Marina, un tema clásico, y constituyó una luz entre sus contemporáneos. Quizás por eso la historia le reservó un lugar escogido.

La Vieja Trova, surgió en Santiago de Cuba, tierra de son, bolero y de las más grandes fiestas populares en la Mayor de las Antillas. Toma el nombre de los trovadores provenzales que recorrieron Francia en plena Edad Media. El maestro Pepe Sánchez fue su primera figura a finales del siglo XIX. Sindo, Villalón y Rosendo crecieron al amparo de su tutelaje.

Más tarde, en la antigua provincia de Las Villas, apareció Manuel Corona con su Longina y Mercedes. Todas canciones dedicadas a mujeres que no lo quisieron. De ese mismo territorio, constituido en segunda cuna de la trova, venía Miguel Companioni un ciego que aprendió a tocar la armónica de manera autodidacta. Había sido panadero, vendedor y aprendiz de telegrafista. Alcanzó la fama definitiva con el tema Mujer perjura.

Los trovadores llevaban una vida bohemia. Se les contrataba para cantar debajo de las ventanas de las señoritas y las novias de los aristócratas. La mayor parte de las veces terminaban la noche en un bar o durmiendo en el parque. Muchos de ellos murieron pobres y en el olvido.


Desde sus inicios fue expresión de confluencias de las músicas que sonaban en los cantos populares anónimos, con expresiones de la música profesional que tuvieron su origen en el teatro musical, incluyendo el operístico.

Con ella se fijó en la cultura popular de Cuba la imagen nunca ausente hasta nuestros días del cantautor "trashumante" y bohemio, cronista reflexivo de asuntos humanos y del amor en todos sus matices.



En el siglo XX se desatan con mayor fuerza el sincretismo y paralelamente la proyección creativa autóctona trovadoresca, no sólo con sus valores con el son, expresados en primer lugar en la obra de Miguel Matamoros y su emblemático trío. Dúos como los de María Teresa Vera y Rafael Zequeira, el también famoso de Los Compadres con Lorenzo Hierrezuelo (Compay Primo) y Francisco Repilado (Compay Segundo), sextetos, septetos, conjuntos, bandas cubanas y otros formatos.


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