Los años 60 y 70 fueron de gran agitación política y social
en el mundo, en general, y en América Latina, en particular. La Revolución
Cubana; la matanza de estudiantes en la Plaza de Tlatelolco, México; las
dictaduras militares latinoamericanas, muchas de ellas solventadas por los EEUU
en su lucha contra la expansión del comunismo en Latinoamérica; la elección de
Salvador Allende -que rompió la tesis de que la izquierdo solo podría tomar el
poder por el fusil- y el posterior golpe de estado del general Pinochet; además
del mayo francés del 68; el movimiento hippie y las marchas en San Francisco y
Washington contra la guerra de Vietnam son todos ellos algunos de los
acontecimientos más significativos de aquellas décadas.
En este contexto, se forjó en nuestro continente un género
musical denominado como canción testimonial, canción revolucionaria o nueva
canción latinoamericana. Este movimiento musical se vio reforzado por la
impronta de la Revolución Cubana y de las diferentes luchas sociales que tenían
lugar en las naciones latinoamericanas, cuyos gobiernos atravesaban una
creciente crisis económica. Este género musical se desarrolló como una
manifestación dentro de un marco mayor de propuestas artísticas como la
literatura, la pintura y las artes plásticas. Especial relevancia tuvo en Cuba
el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (Instituto Cubano de Arte e
Industria Cinematográficos) conformado durante los primeros años de la
Revolución por músicos de primer nivel con el objetivo de investigar en el
ámbito artístico musical y la creación de música para documentales y películas.
De esta manera, se pretendía relanzar la música cubana fuera de los criterios
del mercado (aunque también es cierto que funcionó como un órgano al servicio
del castrismo, puesto que sus miembros difícilmente pudieron formular alguna
crítica al régimen). Noel Nicola, Pablo Milanés y Silvio Rodríguez son algunas
de las figuras más notables de este proyecto musical que a la postre, dio
origen a la nueva trova cubana.
Cuando digo que pretendían relanzar la música cubana al
mundo me refiero a que se quería tomar distancia de aquellos géneros que desde
el mercado y de la cultura de masas se tomaban como tradicionalmente
cubanos,tales como el guaguanco, la guaracha, la salsa, el son, el cha cha cha
y otros géneros musicales considerados contrarrevolucionarios, ya que solían
ejecutarse en los clubes nocturnos más célebres de La Habana como el Tropicana,
que a parte de otros centros nocturnos, fueron calificados como símbolos de la
decadencia moral y corrupción social. Esta censura a ciertos géneros musicales
se extendió también a los intérpretes y agrupaciones cubanas que desde el
extranjero no apoyaron la Revolución: Olga Guillot, Gloria Stefan y la finada
Celia Cruz figuran entre las cantantes que en el exilio consolidaron sus
carreras, pero abiertamente censuradas por el régimen castrista en la isla. Por
todo ello, no sería exagerado afirmar que el ICAIC y el Grupo de
Experimentación Sonora (GESI) formaron parte de un proyecto político que
utilizó el arte musical como vehículo para difundir los ideales de la
revolución.
Sin embargo, de esto último no debe seguirse que todas las
composiciones del GESI apuntaron a convertirse en panfletos musicales de la
Revolución. Lo que sucedió es que estos compositores viajaban auspiciados por
el Gobierno cubano a diversos eventos en el mundo, sobre todo en los países de
Europa Oriental, donde participaban en festivales organizados por
universidades, sindicatos, gremios laborales, centros estudiantiles, etc., en
los que estos músicos cubanos podían expresar con "libertad" sus
creaciones. Dudo mucho que alguien como Silvio Rodríguez o Pablo Milanés hayan
creado temas por encargo, más bien me parece que, más allá que estemos de
acuerdo o no con su postura política, sus creaciones son valiosas, además de
las virtudes musicales, porque se nota en ellas una real convicción por lo que
creían (o que siguen creyendo).
En este contexto, la nueva trova cubana se convirtió en un
movimiento musical con una propuesta artística y política que tomaría impulso a
la luz de los acontecimiento sociales que sacudían a América Latina por
aquellos años.(Un fenómeno análogo sucedía en los Estados Unidos con Bob Dylan
y Joan Báez por mencionar dos nombres notables dentro de una gama mayor de
artistas que dieron nuevo aliento a la música folk). Si bien mantuvo la esencia
de la trova cubana de fines del siglo XIX, la nueva trova cubana se enriqueció
con los aportes de la música contemporánea como el jazz, el feeling, así como
de la música popular. Esto demuestra que los músicos del GESI no apelaron en
ningún momento a reivindicaciones nacionalistas que desdeñaran aquello que se
hacía fuera de la isla, incluso en los países donde el capitalismo dictaminara
la valoración de la cultura de masas.
Los ecos de la nueva trova cubana se dejaron sentir en toda
Latinoamérica, pero en Chile y Argentina hubo una recepción muy especial debido
a la situación política que atravesaban ambos países: dictaduras militares,
represión, crisis económica y un creciente rechazo de los sectores populares
contra la política exterior estadounidense. Fuera de la isla, algunos músicos
que cultivaron la nueva trova o géneros afines fueron perseguidos y/o exiliados
(Víctor Jara fue torturado y asesinado en el Estadio Nacional de Chile durante
los primeros días de la dictadura pinochetista). Los contenidos de las
canciones adquirieron cada vez más un tono contestatario y testimonial y
sirvieron para demostrar el rechazo que determinado sector de la sociedad
sentía frente a la represión social. A pesar de esto, y salvando las
características particulares de los compositores, en la mayoría de casos no se
sacrificaba el gusto estético ante la protesta radical, algo que para muchos
creadores es una conciliación difícil de realizar: era posible protestar y
cantarle al amor de pareja, de hijo, de padres, a la patria y en fin, a
cualquier tema sin renunciar a la estética.
Más de 30 años después de la formación de la nueva trova
cubana y 50 de la Revolución, mucha agua ha corrido bajo el puente. A Silvio y
Pablo les han sucedido tres generaciones de trovadores cubanos cada uno con su
estilo particular. Se habló durante algún tiempo de la novísima y de la novísima
trova. Entre ellos destacan, a mi gusto, Carlos Varela, Alejandro Filio y Liuba
María Hebia entre otros.
. Ahora la trova no es un
género que digamos de culto, sino más bien, masivo; basta con un click para
bajar toda la música que se quiera. Sin embargo, creo que la experiencia de
buscar no siempre con la expectativa de éxito, un libro o un álbum,
encontrarlo, escucharlo o leerlo mil veces, jamás podrá ser remplazado por la
facilidad que nos brinda la tecnología actual.
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